Con todos los preparativos oportunos y necesarios y con la baja de Marcelino Gómez por lesión, nos encontramos todos el domingo día 29 de julio a las 6 de la mañana en el Pabellón olímpico de Badalona, estábamos allí: Pedro Baños, Paco Egea, Isidro Martínez, Pedro Gil, Carles Gudiña, Miguel Cerezo, José Pérez, José María Velázquez, José Luis García, Santos, Juan Ruiz y Nacho, que sería el encargado de llevar la furgoneta y de que no nos faltara nada durante el viaje, como así fue.
Tras los oportunos saludos, rituales de hermandad y despedida de los familiares y amigos presentes, iniciamos la aventura y montados en nuestras bicis partimos hacia Salamanca.
Después de seis jornadas, haciendo noche en: Mora la Nova, Montalbán, Sauca, Riaza, Vicolozano y Salamanca, subiendo los puertos de L’Ordal, la Teixeta, Puerto Mínguez, Puerto Bañon y Puerto Marranchón, además de un continuo subir durante las tres primeras jornadas hasta llegar a la meseta castellana, soportando temperaturas superiores a los 40º en muchos momentos y tras pedalear 842 km durante unas 41 horas, venciendo un desnivel positivo acumulado de 10.234 m y a una velocidad media rondando los 20,5 Km/h, llegamos a Salamanca el viernes día 3 a las 13:30 horas.
Tres pinchazos y una bajada de bici no reglamentaria de un compañero fueron los únicos problemas durante el trayecto, aunque también de ha de decir que pasamos algunos momentos de penurias, de fatiga y de tensión durante esos seis días de pedaleo.
Al llegar a la Plaza Mayor de Salamanca y ser recibidos por las esposas e hijas de José Luis García, de Paco Egea y de Nacho, se desató la euforia y la alegría y se nos olvidaron todas las penalidades sufridas en esas seis jornadas.
Después nos dirigimos al restaurante donde repusimos fuerzas y al acabar de comer nos fuimos al hotel a ducharnos y cambiarnos para ir a visitar salamanca.
Un día de descanso y de turismo para visitar un secadero de jamones y Sigueruela, pueblo de José Luis, localidad donde hicimos la comida de celebración y donde vivimos unos momentos emotivos durante la entrega de los trofeos que Pedro había preparado para recordar este bonito viaje y con el recuerdo constante de nuestro compañero Marcelino, que unos días antes del viaje tuvo un accidente y no nos pudo acompañar en tan bonita aventura.
Por la tarde, una vez en Salamanca, preparamos y cargamos la furgoneta para el viaje y el domingo día 5 volvimos a nuestra querida Badalona con la satisfacción de la “misión cumplida”.
Aprovecho la ocasión para dar las gracias a todos los compañeros que no han parado de darnos ánimos, mediante teléfono, WhatsApp, Facebook, etc. etc. Incluso presencialmente como Samuel que almorzó con nosotros en Torrecaballeros. Sin Vuestro apoyo hubiera sido mucho más difícil conseguir el objetivo.
¡MUCHAS GRACIAS!
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